SOBERANÍA ALIMENTARIA 2

Es indudable que el ser humano tiene derecho a una alimentación saludable y adecuada, y que, actualmente, el sistema actual de comercio crea problemas, sobre todo, de alimentación deficiente, causados por concentración de poder sobre la producción y transformación de los alimentos de holdings corporativos. Resultado: inseguridad alimentaria y empobrecimiento de los pueblos.

Bases para una soberanía alimentaria.

  • Desarrollar soluciones innovadoras con nuevos enfoques sobre progreso de la agricultura local y comunitaria.
  • Políticas que engloben la agricultura de pueblos y ciudades fomentando el desarrollo rural, la integridad medioambiental y medios de vida sostenibles.
  • Promocionar y potenciar proyectos, tanto individuales como grupales, dentro de cada comunidad, que estén relacionados con la agroecología y el medio ambiente.
  • Generar políticas abiertas a la soberanía energética de los pueblos, siendo estos los que controlen el agua y la electricidad.
  • Necesidad de una reforma agraria profunda. Desde las instituciones un aumento de atención a políticas institucionales, con cambios de normativas que permitan el desarrollo y adaptación a productores locales (no a subvencionar macroproyectos), definiendo sus propias políticas agrícolas, ganaderas, de pesca y de alimentación.

La Soberanía Alimentaria debe incluir:

  • Mercado justo, con puntos de venta de productos locales.
  • Dar prioridad a la producción agrícola local.
  • Derecho del consumidor a decidir qué consume y por quién es producido.
  • Participación social en la toma de decisiones sobre políticas agrícolas (por encima de las normativas impuestas desde los grandes lobbies y empresas buitres a la CE)
  • Derecho social a protegerse de importaciones agrícolas de bajo costo, evitando los excedentes estructurales (la trampa de la oferta y demanda) y el dumping (práctica de vender productos por debajo de su coste, se utiliza para eliminar competencia)
  • Proyectos agroecológicos como forma de alcanzar medios de vida económicos sostenibles, paisajes vivos e integridad medioambiental presente y futura.
  • Promoción de modelos familiares y comunitarios (profesionales y huertos urbanos)
  • Sobreprotección de los recursos naturales.
  • Facilitar actividades que fortalezcan el acceso a los recursos que aseguran la vida: agua, tierra, sol…)

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